VIRGEN Y MÁRTIR
9 de Febrero
Santa Apolonia fue una mártir que murió en Alejandría durante un levantamiento contra los cristianos en el año 249 del siglo III, cuando Egipto era una provincia ulterior del Imperio Romano, que comprendía la mayor parte del actual territorio egipcio, a excepción de la península de Sinaí.
Apolonia nació en el seno de una familia de creencias paganas acomodada en Alejandría, su padre era un alto magistrado, por lo que pudo gozar de grandes beneficios y favores al estar en una posición social preferente. Recibe una educación elitista y es de las pocas mujeres que consiguen acceder a las aulas de la Biblioteca de Alejandría, gracias a lo que desarrolla un capacidad intelectual fuera de serie. Con 16 años recibe las aguas bautismales y se convierte al cristianismo.
La vida de Apolonia transcurre siempre participando activamente en la Catequesis de Alejandría (Didascalia). Por algunos documentos eclesiásticos, se sabe que Apolonia fue consagrada Presbítera. Esto es, una líder de la Iglesia que formaba parte de un Consejo en el que se realizaban los más importantes debates y desde el cual se impartían las enseñanzas y las acciones religiosas. Por ser mujer, nunca ocupó el más alto cargo en dicha agrupación, aunque fue dos veces postulada. También se conoce que se le consideraba una Virgen Sacerdotisa y que eran muy reconocidas sus virtudes de castidad, piedad, caridad, austeridad y limpieza de corazón.
Bajo El mandato del emperador romano Filipo el Árabe, la premisa era perseguir, represaliar, torturar y asesinar a los cristianos, lo que generó gran cantidad de mártires católicos, que preferían la muerte antes de rechazar la fe cristiana. Por aquel entonces Apolonia era una mujer anciana para la época (49 años) y vírgen, con gran reconocimiento entre sus conciudadanos.
De los desmanes cometidos contra los pobres coptos se hizo eco Dionisio,obispo de la ciudad, quien en una carta dirigida a Fabio, su homólogo de Antioquía, le relataba la furia desplegada por los alejandrinos paganos hacia sus conciudadanos monoteístas, cometiendo atrocidades que en ningún caso intentaron detener las autoridades.
Aparte del saqueo de numerosas viviendas cristianas, entre otras crueldades, Dionisio cuenta cómo fueron asesinados Metras (o Metro o Metrius) y Quinta (o Cointa), convertidos así en los primeros mártires cristianos de esta persecución alejandrina, al negarse a adorar a los ídolos paganos y a apostatar de su religión.
El apartado que Dionisio dedica en su carta a la patrona de los dentistas fue objeto de controversia entre los propios cristianos al reconocer en su forma de morir una incitación al suicidio:
«La persecución entre nosotros no comenzó con el edicto imperial, sino que se le adelantó un año entero. Un adivino y hacedor de maldades de esta ciudad tomó la delantera, azuzando contra nosotros a las turbas paganas y encendiendo su ingénita superstición. Excitados por él y con las riendas sueltas para cometer toda clase de atrocidades, no hallaban otra manera de mostrar su piedad para con sus dioses sino asesinándonos a nosotros. (…) También prendieron a la admirable virgen anciana ya, Apolonia, a la que rompiéndole a golpes todos los dientes, le destrozaron las mejillas. Encendiendo en fin una hoguera a la entrada de la ciudad, la amenazaban abrasarla viva, si no repetía a coro con ellos las impías blasfemias lanzadas a gritos de pregón. Ella, habiendo rogado le dieran un breve espacio de tiempo, apenas se vio suelta, saltó precipitadamente sobre el fuego y quedó totalmente abrasada«.
Para enredar más el triste final de Apolonia, hay fuentes que la mantienen viva incluso en medio de las llamas y que sus torturadores tuvieron que recurrir a un enorme alfanje para cortarle la cabeza que es, según esta nueva versión, como murió: degollada.